Ven conmigo a Camerún

¡Hola! Soy Katia, la persona de comunicación de Fundación Recover. El día 22 de febrero viajé a Camerún para visitar varios centros con los que colaboramos y quise ser, durante siete días, tus ojos en este continente que tanto nos une.

No viajaba sola. Raquel, Jaime, Almudena, Cristina y Alicia, profesionales en gestión sanitaria, realizaron un voluntariado en su especialidad. Y también estuvieron Pilar y Emilie, del equipo de proyectos de Recover, guiando en cada paso del camino.

Nuestra historia en directo está en Instagram stories y día a día actualizamos esta entrada del blog, para que no te perdieras nada de todo lo que logramos cuando trabajamos en equipo.

El viaje ya ha empezado… ¡acompáñanos!

Día 0 | Aterrizaje de impacto

No cabe duda: ha sido un aterrizaje de impacto. No, tranquilos, el avión ya está parado. Hablo de las turbulencias que llegan cuando tus pies pisan la tierra rojiza y el calor de la noche, que no baja de los 22 grados, se te pega al cuerpo. Hablo de sentir la emoción de encontrarte en territorio extraño mientras tocas la humedad con las puntas de los dedos y no te queda más remedio que abrazarte a ella.

Tras 15 horas de viaje y una escala en París, por fin descargamos las maletas en la casa de voluntarios de Yaunde, donde nos han dejado preparada una estupenda cena que nos hace sentir rápidamente bienvenidos. Después, solo nos queda descansar: mañana será el primero de siete días intensos.

Día 1 | Primeras impresiones

El día en Camerún empieza pronto. Sobre las 7:30 de la mañana, con la casa en pie, llegan los primeros cambios culturales. El último mes de sequía antes del comienzo de la temporada de lluvias trae consigo la falta de agua corriente y un corte de luz inesperado para nosotros, pero al parecer muy frecuente en el barrio de Mvog Betsi.

La vida sigue fluyendo en la casa. El desayuno sobre la mesa, el suelo del cuarto de baño aún mojado y lleno de cubos y el sonido de un nuevo día al otro lado del portón nos indican que llega el momento de ponerse a trabajar.

Nos dividimos en dos equipos. Pilar, Alicia, Cristina y Almudena conforman el primero. Su destino es Kribi, hasta donde tienen un largo trayecto en coche. El paisaje al llegar compensa la humedad abrumadora y una visita a la playa de la zona las acoge tras preparar las reuniones de lo que vendrá mañana.

El segundo equipo lo forman Jaime, Raquel y Emilie. Bajo los más de 30 grados que acompañan al sol camerunés visitan los centros de salud de Nkolondong y Notre Dame de la Merci; las dos primeras reuniones de este voluntariado en gestión hospitalaria que nos ayudará a mejorar nuestro impacto sobre el terreno.

Y yo, aunque acompaño al segundo equipo, no puedo evitar detenerme en los detalles. La calle que inaugura esta entrada del blog y que llega al Hospital San Martín de Porres, aquel con el que comenzamos nuestra andadura hace ya 13 años, por fin está asfaltada: una realidad muy diferente a la que vi en mi primera visita al país hace dos años.

Y así, mientras la casa duerme y me ampara la brisa del porche, me despido hasta mañana.

¡Gracias por acompañarnos en esta aventura!

Día 2 | Reuniones y reencuentros

Empiezo a escribir estas líneas sin conexión. Internet ha caído y no sé cuándo podréis leernos, pero tenía muchas ganas de hablaros de un reencuentro. Los miembros del equipo dos hemos ido a visitar el Centro Médico de Akono, a unos 60 kilométros de la capital, Yaoundé. Allí nos ha recibido François, profesional del centro que hace menos de un año pudo mejorar su capacitación en España a través del Programa de Formación de Recover.

Su objetivo fue, durante tres meses, realizar una rotación clínica en ecografía en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, pues su centro en Akono tenía un ecógrafo y nadie sabía utilizarlo. Este fue su testimonio antes de irse. Hoy nos ha explicado como, desde su vuelta a Camerún, ya puede realizar aproximadamente 17 ecografías al mes, ofreciendo así una atención de calidad a las mujeres que viven en esta región de más de 12.000 habitantes (y donde el 40% de ellos tienen entre 5 y 18 años).

Tras una larga reunión de cerca de cuatro horas y una fantástica comida en Akono, en la que por supuesto no faltaba plantain —plátano maduro frito que acompaña casi a cualquier plato camerunés— , hemos vuelto a la casa de voluntariado con una pequeña parada en un centro público cercano.

El equipo uno también ha tenido un largo día de reuniones en el centro médico Insolàfrica, donde han podido visitar con gran interés la escuela de enfermería que nutre al hospital, una estupenda iniciativa que vuelve a poner de manifiesto la importancia de la formación de los profesionales locales para la sostenibilidad del centro.

Además, no han podido dejar de sorprenderse con las altas cifras de drepanocitosis de la zona, que llegan hasta el 37%. Se trata de una enfermedad genética que entorpece la circulación sanguínea y causa microinfartos, hemólisis (destrucción de los glóbulos rojos) y anemia en quien la padece, pero que sin embargo genera muy bajos niveles de paludismo en quien la padece.

Sin duda, ambos equipos hemos tenido un largo día. Pero no os preocupéis, también sabemos encontrar la forma de desconectar. Al caer la tarde hemos aprovechado para dar un paseo por la zona y tomar algo. Si solo hablamos de trabajo… ¡no habrá más personas que se animen a unirse a la aventura de la cooperación!

Y con esto, ¡nos despedimos hasta mañana!

Día 3 | Un nuevo paisaje

Este martes comienza con un pequeño viaje hacia el sur para el equipo dos. Re-hacemos nuestras maletas y pronto arrancamos camino de Mbalmayo, donde el hospital St. Rosaire nos espera. Es un centro ubicado en un entorno tranquilo, pero el calor bañado en humedad no cesa. Nos sorprende escuchar que, a pesar de que enero y febrero son los meses más calurosos del año en el país, no están acostumbrados a las altas temperaturas actuales, que superan los 35 grados. «Es el cambio climático», nos aseguran.

Investigando un poco damos con la clave: África es el continente que menos ha contribuido al calentamiento global y sin embargo es el que más va a sufrir las consecuencias. Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, Texas, con menos de 30 millones de personas, emite más CO2 que los más de 720 millones de personas que viven en África subsahariana.

Pero a pesar de las gotas de sudor, nosotros continuamos nuestro trabajo. St. Rosaire es un centro que teníamos ganas de visitar, pues hace muy poco que financiamos la construcción y el equipamiento de una sala de fisioterapia. Aunque el proyecto sigue en marcha y aún faltan algunos equipos por adquirir, la consulta realiza más de 150 sesiones al mes y los pacientes ya pueden beneficiarse de una atención de calidad. Además, los profesionales del área han podido mejorar su formación gracias al voluntariado de Juan Miguel. Sin duda, ¡un gran trabajo en equipo!

La nueva sala de fisioterapia

El equipo uno también ha tenido un día más que interesante. Han podido reunirse con la responsable del centro médico St. François, que aún está en construcción, para visitar las instalaciones. El centro contará con maternidad, quirófano, laboratorio… ¡y una cocina para dar de comer a los pacientes! Algo nada habitual en el país, donde normalmente son los familiares quienes deben llevar la comida a los enfermos hospitalizados.

Además, han charlado con Jean, técnico de laboratorio del centro médico Insolàfrica y uno de nuestros becados. Este joven camerunés se encuentra actualmente cursando un Máster de Citopatología en una universidad camerunesa. Su formación es fundamental para la campaña de cáncer de cérvix que los seis centros médicos de nuestra red realizan en el país, pues hará posible que las muestras no tengan que analizarse en otro centro, lo que permitirá ofrecer precios más ajustados a las mujeres camerunesas.

«Estoy muy contento de poder realizar esta formación, porque me ayuda a adquirir nuevos conocimientos científicos y ayudar a la población lo máximo posible», nos cuenta.

Y para terminar el día, los que conformamos el equipo dos no nos hemos resistido a echar un vistazo al río Nyong, muy cercano a la casa en la que nos alojamos. ¡La foto habla por sí sola!

Y ahora sí… ¡mañana más!

Día 4 | Ordenadores y pigmeos

¡Cansados, pero por una buena causa! Ayer los miembros del equipo dos nos quedamos hasta tarde pasando a un Excel el registro de los pacientes del centro St. Rosaire. Hasta ahora lo hacían en una libreta de papel, pero tenerlo informatizado les permitirá elaborar estadísticas, así se podrán calcular precios más ajustados para la población al mejorar la gestión del centro y se podrán detectar posibles repuntes de enfermedades.

En Camerún, las cartillas son pequeñas libretas de papel con toda la información médica expuesta al desgaste. Si se pierde o estropea, toda la información desaparece. Por eso tenemos en marcha este año un gran proyecto de informatización de centros médicos en el país. Ya realizamos dos pilotos en Bikop y en Kribi y estamos ampliando el proyecto para llegar a más centros.

Pero lo mejor es que no lo habíamos planeado. Raquel y Jaime se han dado cuenta de lo interesante que sería poder filtrar por tipos de consulta, poblaciones de las que llegan los pacientes, edades… Y se ofrecieron a pasar los datos de febrero para después compartir sus impresiones con el personal local. Esto demuestra que el proyecto de informatización que queremos llevar a cabo es vital para una mejora sustancial de la gestión y, por tanto, para una atención de calidad a los pacientes.

Tras ver con los trabajadores la forma de mantener esta dinámica de trabajo en el futuro, volvimos a seguir nuestro camino rumbo a Obout, en la selva sur de Camerún, realizando una parada en el centro médico St. Luc, muy activo en nuestra plataforma de Telemedicina Salud 2.0. Por si no la conocéis, es una especie de red social, tipo Facebook, pero científica. En ella los profesionales africanos y voluntarios sanitarios españoles se apoyan en el diagnóstico de casos complejos. Además, estamos empezando a desarrollar una parte de e-learning, con cursos online que preparan nuestros grupos de voluntariado… ¡pero eso me da para un capítulo extra, así que os lo contaré otro día!

El equipo uno, sin duda, también ha tenido un día de viajes. Se han tenido que pegar un buen madrugón para salir a las 6 de la mañana hacia Ngovayang, en medio de la selva: territorio pigmeo. Nos cuentan que han sido tres horas de carretera en difíciles condiciones, sorteando baches, atravesando ríos y viendo como la gente se traslada caminando a su trabajo, la mayoría con un machete en mano.

En el centro médico de la zona con el que colaboramos, financiamos un depósito de agua y una gran parte de sus pacientes son pigmeos. Como bien indican nuestros compañeros de Zerca y Lejos, “los pigmeos son personas que no solo nacieron en la selva, sino que son parte de ella; por eso la cuidan y la conservan. La jungla les proporciona todo lo necesario para vivir y no conciben conceptos como acumular o almacenar”. En este grupo hay una fuerte cultura de medicina tradicional.

Y con esto, si me permitís, me despido, pues los cuatro españoles que se encuentran ahora mismo trabajando en Obout nos han invitado a dar una vuelta por el pueblo.

¡Hasta mañana!

Día 5 | Mujeres

A los profesionales y pacientes de Obout, por su paciencia y comprensión ante la cámara.

Hoy los dos equipos se han convertido en tres. Mientras el equipo uno visitaba un centro médico en Oyack y el equipo dos visitaba el Hospital de Referencia de Sangmelimá, yo me he quedado en Obout. No he podido resistirme; Obout es uno de esos lugares que atrapan. O quizá sea que nuestra colaboración con el centro comenzó casi a la vez que mi llegada a Recover y he podido verlo crecer día a día. Sí, tal vez no sea muy imparcial, pero es lo que hay.

Sobre las 8 de la mañana, Rafa, uno de los cuatro españoles que llevan 9 meses trabajando en el centro, hace de guía para mostrarme todos los avances desde mi visita en 2018. Una curiosa sensación me invade cuando veo la sala de espera repleta: es día de vacunación y madres e hijos esperan pacientemente a ser atendidos. Es un imagen preciosa y que, además, demuestra que el centro sigue teniendo un gran potencial. ¿Sabías que las mujeres africanas son las más emprendedoras del mundo? Cerca del 26% impulsan actividades económicas o empresariales, según datos de Global Entrepreneurship.

Paso a paso, Rafa y yo seguimos el mismo recorrido que hace un paciente habitual por el centro médico. Lo primero es la recepción, donde toman tus datos y miden tus parámetros. Después, Carmen o Gonzalo, los dos médicos actuales del centro, te atienden en consulta. Junto a ellos posiblemente esté Elvis, el profesional congoleño que les sustituirá tras su marcha dentro de pocos meses. Después de esto, lo más habitual es que necesites que Eric o Joseph realicen alguna prueba de laboratorio, cuyos resultados te dan en el día para que puedas irte con todo hecho y no necesites volver, ya que las distancias suelen ser largas y costosas. En África subsahariana, los pacientes tienen muy claro que cuando van al médico, estarán el tiempo que haga falta hasta irse con todo resuelto.

El centro ha mejorado mucho a nivel de infraestructuras. El nuevo bloque que apoyamos con un quirófano, el nuevo laboratorio y algunos despachos están en pleno funcionamiento, pero hay algo que llama aún más la atención: todos los pasos están informatizados. Carol, la jefa de enfermería, nos cuenta la gran ventaja que esto supone para los trabajadores, que pueden realizar su trabajo de forma mucho más rápida y eficiente.

Pero basta de hablar de mi día. El equipo uno, como os decía al principio, ha visitado el dispensario de Oyack, que aunque se encuentra en un barrio muy pobre está muy bien gestionado, según nos cuentan nuestras compañeras. Aunque en el camino tuvieron alguna que otra aventura que quedará como una divertida anécdota en el futuro, sus impresiones han sido más que satisfactorias. ¡Indudable con la estupenda bienvenida que les han dado!

El equipo dos también ha tenido una interesante visita al Hospital de Referencia de Sangmelimá, un centro público que se encuentra a una hora de Obout. Noe, la cuarta española que trabaja como enfermera en Obout, ha hecho de chófer en esta ocasión: ¡gracias! Y tras una pausa para comer, ya en Obout, hemos ido a por agua para ducharnos. Después, nuestros voluntarios han pasado la tarde poniendo en común todo lo visto en estos largos días y yo… bueno, yo actualizo el blog, ¡pero es que eso no es trabajo!

Lo seguiré diciendo mientras pueda… ¡hasta mañana desde Camerún!

Día 6 | Detalles

Pillar un atasco de viernes tarde a la entrada de Yaundé; chapurrerar un poco de francés con David, el camerunés que lleva la casa de voluntarios de Mvog Betsi; tomar una cerveza en un bar local o devolver el saludo a los pequeños que te encuentras por la calle gritando le blanch. Los detalles de esta experiencia de cooperación te envuelven igual que la tierra rojiza pinta tus pies en chanclas y el calor deja, por instante, de sofocarte. En este penúltimo día en Camerún no podemos evitar rendirnos al cansancio -por eso estas líneas serán breves-, pero, sin embargo, aún no encontramos las ganas de irnos.

Padre e hijo subiéndose a una moto-taxi

Ha sido un largo día para todos. El equipo uno ha despertado en Oyack y tras una visita el colegio de la misión ha partido rumbo a la capital para reunirse por fin con nosotros, el equipo dos, quienes también hemos tenido un largo viaje. Tras dejar Obout a primera hora y visitar el centro médico de Bikop, nos pusimos en marcha hacia Yaundé, pero lo que iba a ser una hora de carretera se ha convertido en tres debido al atasco. Según nos contaba Emilie, los viernes son los días que los cameruneses celebran los funerales, una de las celebraciones más importantes para las familias, por lo que nos encontramos varias calles cortadas y una multitud de coches en marcha.

Sobre las seis de la tarde por fin nos reencontramos en la casa de voluntarios para compartir ideas y experiencias en un bar local. Después, tras un estupenda cena preparada por David, charlamos un rato en el porche y nos preparamos para ir a dormir. Mañana tendremos la última reunión de trabajo y viajaremos por la noche rumbo España. Toca despedirnos de un país rico en gentes, culturas y colores; algo que nunca es fácil de dejar atrás.

Un abrazo fuerte desde esta última noche en Camerún.