VOLVER A VER LAS ESTRELLAS

Proyecto Oftalmológico en Sudán del Sur

Por: Blanca García Sandoval, oftalmóloga de la Fundación Jiménez Díaz

Campaña oftalmológica en Sudán del sur
Blanca García Sandoval explorando a un paciente

Hay veces en la vida en las que los astros se alinean y se producen cosas mágicas… Pues eso me ocurrió a mi este año.

Al principio, casi no sabía dónde estaba Sudán del Sur, ni que era el país mas joven del mundo con apenas doce años de vida. Conocía los altos índices de pobreza que afectan a su población, pero no sabía que el país poseía el último puesto en el índice de desarrollo humano. Investigué y supe que solo hay 6 oftalmólogos en todo el país de casi diez millones de habitantes, que falta asistencia médica, que no hay carreteras asfaltadas… Todo un universo de agujeros negros…

En mi búsqueda descubrí que, en el suroeste del país, en el estado de Ecuatoria Occidental, hay una pequeña misión con un bonito nombre –Ave María–, y una preciosa iglesia que construyeron hace 100 años los misioneros Combonianos al final de un paseo de mangos que ellos plantaron pensando en los que volverían muchos años después. Ese ‘después’ fue MCSPA, la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, una estrella que ayuda a la gente en la zona de Source Yubu, proporcionándoles alimentos y cultivos, refugio a los desplazados por la guerra, educación a niños y actividades a jóvenes, cuidados a los ancianos y también salud en un dispensario que construyeron recientemente.

Iglesia de Nuestra Señora de la Salud, Misión Ave María (Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol)
Iglesia de Nuestra Señora de la Salud, Misión Ave María
(Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol)

Es a partir de ellos donde aparece en mi camino la oportunidad de aportar un poco de luz; pero, esta vez, a través de los ojos de muchas personas ciegas que, por la imposibilidad de acceder a un centro de salud, estaban imposibilitadas de ver. Pasó lo mismo hace veinte años en Turkana (Kenia), y desde entonces el proyecto oftalmológico allí no ha parado de evolucionar siendo cada vez más autónomo, pero siempre parte de mi vida. Todos esos años me han servido para aprender y para querer formar parte de esa misma familia misionera, cuyo motor es la fe y el compromiso.

Mi vida es como tantas otras, tengo un marido, hijos, una madre, familia, compañeros y amigos en los que me apoyo continuamente. Soy oftalmóloga (trabajo en la Fundación Jiménez Díaz) y eso es lo que llevé, como voluntaria, a Sudán del Sur: mis manos para operar, mi ilusión y un equipo estupendo.

Los astros se empezaron a alinear: encontré tres oftalmólogos llenos de experiencia en operar cataratas difíciles o casi imposibles sin medios sofisticados, una óptico para calcular las lentes intraoculares y un logista improvisado. Encontramos un proveedor en Juba, la capital, que proporcionase, aunque no del todo bien ni a tiempo, muchas de las cosas necesarias para una campaña oftalmológica. Pudimos, después de meses, tener las licencias para operar, los visados, los vuelos y los vehículos para llegar a Ave María –a casi tres días de viaje desde Madrid– y para trasladar a los pacientes desde sus pueblos… Pero faltaba un astro: no podíamos hacerlo solos, ni siquiera con la ayuda de mis familiares y amigos. Necesitábamos más apoyo económico y más respaldo institucional para poder llevar a cabo la campaña.

Un equipo lleno de ilusión: Blanca García Sandoval, Mamen Ramírez, Ambroise Sungunza, June Artachevarria, Mónica Lecumberri y Carlos Moser
Un equipo lleno de ilusión: Blanca García Sandoval, Mamen Ramírez, Ambroise Sungunza,
June Artachevarria, Mónica Lecumberri y Carlos Moser

Los astros se acabaron de alinear cuando Fundación Recover, que promueve el acceso a la salud de la población más vulnerable de África Subsahariana, decidió apoyar también la campaña en un marco de colaboración con Fundación Emalaikat, que trabaja con la contraparte local de MCSPA. Es un ejemplo bonito de cómo dos organizaciones sin ánimo de lucro han sido capaces de unirse y forjar una alianza que queremos tenga continuidad.

Nada más aterrizar en Tombura exploramos unos 200 pacientes para diagnosticar a quienes tenían ceguera por cataratas y poder operarlos en la misión. Eso mismo repetimos el día siguiente en Ezo. Tomar visiones, mirar con la lampara de hendidura portátil, medir la presión intraocular, dar tratamientos…

El día antes de empezar, lo dedicamos a organizar y a dar formación a nuestro nuevo equipo sur sudanés, formado por un par de enfermeros, un Clinical Officer y una persona para esterilización, así como chicos voluntarios de la misión para ayudar y traducir. Ese día fue precioso, un astro que dio su luz en los días siguientes de campaña.

Exploramos en el dispensario a 234 pacientes, muchos ciegos por cataratas, otros ciegos sin solución. Operamos a los que tenían cataratas y otras patologías operables. Cada paciente fue un encuentro único e inolvidable; cada paciente que al día siguiente era capaz de ver, era una estrella que se encendía.

June Artachevarría explica a los voluntarios cómo poner gotas
June Artachevarría explica a los voluntarios cómo poner gotas

El quirófano fue improvisado en una estancia donde cabían dos camillas y dos microscopios. Por cierto, uno de ellos había que enfriarlo con un ventilador para que siguiese funcionando, porque hacía mucho calor. Con las maletas traídas desde España, más llenas de medicación que de ropa, conseguimos que la calidad con que hacíamos la cirugía fuese muy buena: medicación, lentes, esterilidad, etc. y la organización estupenda.

Tras diez días de campaña y las noches compartiendo experiencias con las personas de la misión, viajamos 9 horas hacia un hospital cerca de Yambio, al sudoeste del país. Allí, en Nzara, un Clinical Officer en oftalmología tenía una lista de espera de casi noventa pacientes con cataratas que no podía operar por haber sufrido un ictus meses antes. Durante dos días y medio operamos a casi la mitad de los pacientes, tres de ellos niños.

Campaña oftalmológica en Sudán del sur
En acción en el quirófano improvisado

El ultimo astro hacia nuestro destino de vuelta se alineó en Etiopía, cuando hicimos escala en Addis Abeba y exploramos en otra misión a 37 pacientes, muchos adultos y mayores a los que pudimos dar gafas de cerca.

En total, en la campaña exploramos a 721 pacientes y operamos 132 cataratas. No importan las cifras porque cada caso fue un reto, cada caso una persona. La alineación de tantos astros en forma de cosas materiales, dinero, momentos y sobre todo personas, crearon un rastro de luz y visión que no olvidaremos, que repetiremos y que agradecemos mucho a cada persona que colaboró para que se produjese.

En nombre de las personas ciegas de Sudán del Sur, damos las gracias a todos los familiares y amigos, así como a Fundación Recover, que han contribuido a que esta campaña fuera posible y viable, por ayudarles a volver a ver las estrellas.